Tal vez sea podio entre los momentos más dramáticos para nosotros, los amantes de las zapas. En algunos casos puede llegar a ser fatal para nuestro calzado y en otros hasta dejarles un tatuaje de por vida.
Sin dudas la pisada, en todas sus variantes, es enemiga de aquellos que tratan de mantener sus sneakers inmaculadas el mayor tiempo posible (la única manera sería dejarlas adentro de la caja), pero queriendo disfrutar también de usarlas.
Los días de lluvia son una prueba de fuego, inclusive cuando ya cesó el mal tiempo. Las baldosas flojas emulan al buscaminas de compu y si la dificultad aprieta rezamos por estar usando negro como colorway.
Una noche usando unas Nike Zoom Oncore 2, fui víctima de un taco cuasi aguja al que bauticé “Masamune”. Un corte preciso en el empeine producto de un pisotón bolichero.
Pero la posta era llevar zapatillas nuevas al cole y sobrevivir a esa oleada de pies o entregarse al derecho de piso -de pisar en realidad- para liberarse de esa breve tortura de una vez.
Prohibido hacer pan y queso.